Quiero compartir contigo una reflexión que hemos tenido con Fran, mi socio, estos últimos días.
En realidad no es nueva, pero siempre vuelve a colación cuando nos encontramos repletos de trabajo, pero con la sensación de que ni los números rinden como nos gustaría ni nos sentimos tan satisfechos como quisiéramos.
Tarde o temprano hay un punto donde te encuentras trabajando muchas horas, estresado o estresada y te preguntas si estás haciendo las cosas bien o si, por el contrario, deberías trabajar menos.
Una de las claves para resolver este dilema es aprender a trabajar inteligentemente.
Y no, esto no tiene nada que ver con tus capacidades o desempeño con el paisajismo en sí, sino con tu capacidad para ELEGIR.
Elegir con quién trabajar, a quién darle más de tu tiempo y a quién menos.
Si estás en tus primeros meses o años como paisajista profesional, estoy seguro de que intentas acaparar la mayoría del trabajo (si no todo) que te llega a tus manos.
Y eso, pienso, está muy bien siempre y cuenta tengas claridad en tu norte profesional.
¿Cómo te ves trabajando de aquí a un par de años más? ¿Con qué tipo de clientes, con qué clase de obras te gustaría tratar?
Y aquí aparece otra idea importante que te recomiendo empieces a poner en tus planes a futuro:
¿Has pensado decidirte a trabajar para un nicho en concreto?
Un nicho de trabajo es como un cierto ecosistema, tipo de trabajo dentro del paisajismo.
Esto podría ser trabajar con un determinado estilo de paisajismo, prestar el servicio de una manera diferente al resto, trabajar por un cierto estándar o perfil de cliente.
Especializarte en un nicho dentro del paisajismo hará que te despegues mejor de tu competencia, que las personas quieran trabajar por QUIEN ERES y no POR LO QUE HACES. Y adivina qué: esta es una de las llaves maestras para que puedas aumentar tus honorarios.
Y lo que sigue cae por su propio peso. Si consigues cada vez más clientes que te pagan más por tu trabajo, entonces cada vez necesitas menos clientes para conseguir el dinero que quieres ganar.
Entonces podemos empezar a liberar horas de trabajo, bajar los niveles de estrés, disfrutar más de la profesión y volverte una persona más creativa, con mejores ideas.
Cuando nos ponemos el objetivo de perseguir un nicho, de pronto se abre un nuevo horizonte. Un norte en tu profesión.
No creas que lo que hoy te gustaría hacer de aquí a unos años será definitivo. Así como evolucionamos en lo personal, también lo hacemos a nivel profesional. Por eso, y tal como nos ha ido pasando a nosotros, puede ocurrirte que lo que hoy piensas como tu nicho ideal, después de unos meses vaya mutando y te apetezca algo diferente.
Ponte una meta, pero no seas inflexible. Asume que irás cambiando así no te sorprendes cuando deseas otra cosa. Con lo que no debes ser flexible, es con la idea de no tener ningún norte como paisajista y solamente trabajar por trabajar y seguir la dirección del viento. Algo que, por cierto, hace el 99% de las personas que te rodean, sin importar su profesión.